sábado, 31 de mayo de 2014

Nota informativa

Buena tarde del sábado queridos lectores. En primer lugar agradeceros a todos aquellos que estáis ahí en estos arduos momentos de comienzo. No llegáis a imaginaros la ilusión que nos ha traído este proyecto, y el compartirlo con vosotros.
Bueno, vamos con lo que vamos sin más dilación. Esta entrada es una mera nota informativa para que, en estos días algo caóticos, entendáis como vamos a proceder.
En primer lugar, el tema de las etiquetas: en la columna derecha del blog encontraréis todas aquellas que vayamos incluyendo. Las dos más usadas serán Sempiterno  y LAlighierina, usarlas para separar las entradas por autores. Debido a que este blog se ha convertido (y se convertirá conforme vaya evolucionando) en algo más que un proyecto literario, no podemos evitar tocar esas cuestiones filosóficas que nos abordan de vez en cuando, para ello usaremos la etiqueta Reflexiones. Todos los textos literarios estarán incluidos en la etiqueta Relatos (Por si alguien quiere evitarse todos los quebraderos de cabeza, y evitarse dolores de la misma).
Respecto a la frecuencia con la que os deleitaremos subiendo nuestras magnificas entradas: como no queremos solaparnos debido a los posibles futuros piques de popularidad entre Sempi (a ver qué tal le sienta el nuevo mote que le acabo de poner) y yo, cada tres días tendréis una entrada, con una media de dos por semana; una por cada autor. De vez en cuando os encontraréis alguna que otra entrada extraordinaria, y no por su carácter maravilloso y excepcional, sino porque aparezca en un día que no la corresponda, probablemente sean notas como esta (incluidas en la etiqueta Avisos) que tratarán sobre cosas como nuevas etiquetas, cambios de formato, comentarios, encuentras…y que nos ayudarán a todos con el correcto funcionamiento del blog —Pero quizás si os portáis bien algunas de esas extraordinarias entradas sean regalitos.
Había algo más que quería deciros, pero las Musas del Parnaso han decidido jugar con mi memoria, así que por el momento, me despido hasta mi día correspondiente:

Disfrutad del maravilloso fin de semana, del último día de Mayo, del venidero Junio, y de la vida en general. Un beso a todos.

PD: Informa Sempiterno, solo quería aclarar qué días escribirá cada uno. Hemos acordado que yo me encargaré de los fines de semana y LAlighierina de mitad de la semana (miércoles normalmente). Gracias por confiar en nosotros. Y ya hablaremos del mote maja.

viernes, 30 de mayo de 2014

Calíope

Era una chica con una ambición y dedicación desbordantes. El arte... su obsesión, crecía y crecía cada día; vivía por y para el arte, aquello se convirtió en un vicio malsano, en la razón de su existencia. Necesitaba ideas nuevas, necesitaba ideas originales. Su mente se retorcía en una espiral de belleza y violencia, sus cuadros necesitaban expresar las sensaciones que albergaban sus más profundos pensamientos. Así ideas de sangre se expresaron en sangre. Cada cuerpo daba una obra maestra, por fin podía ver algo de grandeza en lo que hacía. La muerte se volvió bella, la piel lienzo y la sangre inspiración. ¡¡¡¡Pero aquello no bastaba!!!! Su potencial llegaba al máximo, pero no podía dejar de superarse, no dejaría que su obra acabase con algo tópico y sin sentido, eso sería un asesinato demasiado cruel.

Se dispuso a plasmar sus ideas en el lienzo una ultima vez, rodeada de personas cuyas muertes habían dado mas sentido al mundo que sus insulsas vidas, empezó a deslizar el pincel. Acariciando el papel con pinceladas suaves las figuras empezaron a surgir: el pelo enmarañado, los dientes y uñas largos y afilados cubiertos de un rojo familiar. Rodeada por la sombra de la incomprensión cayó frente a la obra de su vida, sus muñecas teñidas del mismo rojo que reinaba en el cuadro eran testigo del sacrificio y la dedicación de Calíope por el arte. El cuadro pintado ese día perdura en mi mente aún hoy, escrito con su propia sangre lo tituló: retrato de una diosa.

A muchos les parecerá macabro, a  muchos otros el nombre de Calíope les causará pavor, para mi es inspiración. Una musa que decidió morir para dejar algo de ella vivo en sus cuadros, haciéndose inmortal. ¿Acaso no es eso el arte?

El valor de las palabras.

Encontrándome en este punto de mi vida, se me da la casualidad de que en lugar de estudiar la geografía del precioso y extenso continente asiático para mi examen de mañana, me pongo a pensar en mis profesoras de lengua y en su insistencia en <<lo emocionante de la sintaxis>> (y es que enfrentándote con un texto de latín sobre el mito de Perseo, te das cuenta de la de conjunciones que se usan y que al final no sabes ni cómo meter en la dichosa traducción…)
 Así que mientras esquivo como puedo los pasos fronterizos, me encuentro divagando mientras miro fijamente las marcas que deja el bolígrafo azul sobre el papel.
Pero… Qué mejor que hacer mí entrada — por la puerta de atrás en este blog ya que llego con un retraso de semanas en el que he hecho de todo menos lo que debía, para desesperación de Sempiterno — dedicándole unas líneas a mis divagaciones nocturnas, y a algo que no solemos apreciar: el uso correcto del idioma.  

Los valores sintácticos y semánticos, esos que estudiamos en el colegio y que pensamos que no valen para nada y que se quedan en meros contenidos de un insulso examen —que solo nos sirve para mejorar o hundir esa maravillosa e inútil media— están presentes en cada uno de los momentos de nuestra vida diaria. Así pues no es lo mismo decir <<Un pobre hombre>> que <<Un hombre pobre>>, refiriéndonos en el primer caso a alguien desgraciado, y en el segundo a alguien con escaso poderío económico.
Habremos escuchado alguna vez eso de que una coma puede mantener una cabeza unida al cuello, cuando nuestros profesores de la maravillosa, increíble, especial,  fantástica y emocionante —…de verdad que lo digo sin acritud ninguna…— asignatura llamada lengua con sus apartados de análisis sintáctico,  nos contaban la historia de la coma salvavidas.  Una rayita en el papel nos puede separar del canibalismo, si cuando llamamos a nuestros retoños los domingos a las dos, decimos <<vamos a comer, niños>>, mientras que es fácil volverse un Hannibal Lecter en potencia si omitimos ese pequeño signo ortográfico. Podemos llamar a la diosa Fortuna y aclamar su benevolencia cuando hacemos esas frases en condicional o podemos tentar a las Parcas hablando de <<el sino>> de nuestra vida. Podemos darle la vuelta al mundo, expresando consecuencias como causas y viceversa, si nos zambullimos en una oración subordinada adverbial causal explicativa lógica (y su denominación, más complicada que escribir Schwarzenegger sin buscarlo en Google) diciendo eso de <<Llueve, porque la gente lleva paraguas>>.
Viviendo en la era de los 140 caracteres, a veces resulta una tarea compleja recordar la importancia de estas cosas —aunque se nos lleven los demonios cuando al escribir un twet nos pone eso de -1, y maldecimos los nueve infiernos por no encontrar algún sinónimo más corto. — Con el whatsapp y los teclados táctiles, muchas veces, por no decir todas como en mi caso, nos olvidamos de esas cositas que estudiamos en primaria llamadas tildes. Nos divorciamos de ¿ y de ¡, ahora convertidos en los marginados de la clase, y para algunos el punto y coma ha acabado de adorno en el teclado.  Por supuesto todavía queda esa gente a la que admiro y adoro, que no comete ningún fallo nunca y que escribe de manual.
Con esto realmente no pretendo decir nada. Absolutamente nada.  
Tal vez hacer un homenaje a un tesoro que las arenas del tiempo, parecen estar convirtiendo en leyenda:




 

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